Noticias Chile | Doctor en biología molecular trabaja de reponedor en supermercado por la crisis económica
El primero en llegar y el último en irse, es el que cada mañana abre las puertas del supermercado Aregón de El Tabo.
Se trata de Motoe Kato un trabajador sobresaliente. Este reponedor de bebidas, que habla muy poco español es una excelencia de la ciencia mundial, titulado de medicina veterinaria en una universidad de Japón. Tiene grado de doctor en biología molecular, investigador en inmunología y trasplantes, igualmente cuenta con proyectos en el Oak Ridge National Laboratory y en la Universidad de Tennessee en Estados Unidos.
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Los vecinos de El Tabo se llevaron el asombro de su vida cuando averiguaron en internet su nombre. “O sea igual nos alegramos, está presente en la red mundial, ahí fue la primera vez que leímos, que entendíamos más o menos lo que él nos había contado”, relató una de sus compañeras de trabajo, mientras que otro trabajador se cuestionó “¿Qué hace acá si es una eminencia a nivel mundial que estuvo postulando al Premio Nobel de Ciencias?”. La respuesta del ciudadano japonés fue “necesito trabajar para vivir”.
Para descubrir la respuesta 24 Horas se trasladó hasta el negocio de su mejor amigo en nuestro país, el empresario Jorge Amaya, quien lo conoció en su época de gloria, cuando se desempeñaba en la Universidad de Chile. “El doctor Motoe Kato es un gran científico, mejor persona, muy respetuosa. Una persona muy inteligente que no debiera estar acá. Tiene un trabajo digno donde está ahora, pero él debería estar fomentando la ciencia.
Deberían tenerlo en sus filas, si es una persona muy instruida. Ha desarrollado muchas investigaciones, no solamente en el tema de regeneración, también en el tema de salud, en el tema de bacterias y de muchos virus también”, indicó Amaya. El sabio lleva más de 25 años en Chile. Arribó en una gira que efectuó el ex Presidente Frei a la capital Nipona, luego de ser invitado por la embajada a un evento donde conoció al ex rector de la Universidad de Chile. En ese entonces, él trabajaba en el Ministerio de Salud de Japón haciendo investigaciones genéticas.
“Me manifestó el nuevo decano de la Facultad de Odontología que necesita científicos. En aquella época yo llegué el 95′”, aludió Kato, quien también relató que lo invitaron a participar de proyectos científicos para dicha casa de estudios, lo cual consta en los diarios de la época.
Ahí desarrolló importantes investigaciones en medicina regenerativa; logró hacer crecer dientes de ratones y quería hacerlo en humanos, pero desafortunadamente, no tuvo apoyo económico. Posteriormente, Kato permaneció en una empresa privada que interrumpió su continuidad. El trabajo se acabó y se vio en la obligación de vender dos propiedades en Santiago y se fue a vivir a El Tabo a su departamento de verano.
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Como ya no tenía ahorros a los que acudir, solicitó empleo en el supermercado. El mejor amigo del japonés relató que este “llegaba todos los días a contarle que no le iba bien, que mandaba correos electrónicos y no pasaba nada. Ha enviado más de 70 u 80 de estos a diferentes países, pero mientras él no tenga un laboratorio habilitado, no va a poder extender investigaciones”.
Una efectiva pérdida para el mundo de las ciencias, pero un gran valor para el supermercado de El Tabo y sus clientes. Un trabajador amable, responsable y respetuoso que se ha ganado el cariño de todos los habitantes de este hermoso balneario. Su fundamental motivación ahora es que le vaya bien al negocio, atraer clientes y subir las ventas, pero su ilusión persiste en desarrollar todas las ideas y proyectos que tiene en mente, en los que ha empleado años de su vida y todos sus ahorros.
