Noticias Chile | Plaza Baquedano muestra el desapego por la historia, donde la dignidad se transformó en símbolo de delincuencia y destrucción
La Plaza Baquedano, hoy rebautizada -por algunos miles- como Plaza de la Dignidad, refleja el total desapego y desconexión de muchos con la historia del país, coronando un conjunto monumental ícono de Santiago prácticamente arruinado por el lumpen.
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A diferencia de Prat y los heroicos episodios navales, las victorias militares del Ejército han pasado a la historia por la delincuencia y anarquistas que destruyen todo a su paso.
Los héroes del Ejército no están en el inconsciente colectivo popular como ocurre con el comandante de la corbeta Esmeralda y, sin duda, el gran responsable es la propia institución castrense, que no cultivó ese relato épico y romántico que sí hizo la Armada con sus marinos y el resultado llama la atención en cómo el monumento al General Manuel Baquedano, el mismo que entró victorioso en Lima tras la derrota del Perú, está hoy convertido literalmente en un basural de antisociales.
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Lo pésimo es que, al igual que el Monumento a los Héroes de Iquique en Valparaíso, también es una tumba, ya que, a los pies, y de frente al general, yace el Soldado Desconocido.
Es preciso detallar que en el año 1931 se trasladaron los restos de un soldado desconocido muerto en batalla durante la Guerra del Pacífico, para que fuera enterrado a los pies del monumento, como homenaje a cada uno de los chilenos caídos en defensa de la Patria.
Sobre su lápida se leía el año pasado: “Aquí descansa uno de los soldados con que el General Baquedano forjó los triunfos del heroísmo chileno”. En los costados de la base del monumento sobresalían dos relieves, que recrean las batallas de Chorrillos y Miraflores y que marcaron la victoria militar chilena sobre Perú.
HISTORIA DESTRUIDA
Todos estos testimonios que relatan la historia del país han sido destruidos en estos 12 meses de protestas, algo impensado en cualquier país donde se producen alzamientos populares como el ocurrido en Chile.
De hecho, los chalecos amarillos en Paris respetaron los monumentos franceses, o en Lima las grandes protestas ocurridas en décadas pasadas tampoco tocaron las estatuas que relatan la historia del país; menos ha ocurrido en Argentina, donde pese a las manifestaciones y enfrentamientos monumentales, no se ha tocado la memoria histórica.
En este país, desgraciadamente, ha ocurrido lo contrario. Muchos dirán que Baquedano es símbolo de una guerra comercial como fue la del Pacífico, pero guste o no, es parte de esa historia chilena que forjó nuestra Nación.
