Los chilenos estamos dejando de sonreír
La conducta de sonreír relaja los músculos faciales y tranquiliza el sistema nervioso. La conducta de reír envía más oxígeno al cerebro. Y esto desencadena la secreción de unas sustancias químicas cerebrales denominadas endorfinas. Estas sustancias químicas nos ayudan a sentirnos bien, a adoptar una actitud positiva.
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Sin embargo, este gesto externo de felicidad que significa que ha habido una causa concreta de bienestar, se está generando al revés, debido a que se aprecia en el ambiente del diario acontecer una sensación de preocupación, desasosiego, intranquilidad, ansiedad, nerviosismo, inquietud, pesadumbre, malestar, desazón, recelo, insomnio, angustia, manía, neurosis, cuidado.
- INTRANQUILIDAD
Esta intranquilidad nos obliga a mantener una altísima conciencia situacional alrededor nuestro. Con un conocimiento de la situación o conciencia de la situación a través de una representación mental y comprensión de los objetos, eventos, gente, estados de los sistemas, de manera de saber que está pasando alrededor nuestro, que están haciendo los demás y que podría suceder en el entorno, con el propósito de tomar la mejor decisión y así poder evitar una intimidación o un mal rato.
Pero, también es muy difícil andar todo el día en alerta permanente para saber todo lo que está ocurriendo alrededor de uno mismo.
- DELINCUENTE Y VÍCTIMA
La gran diferencia es que el delincuente observa y estudia a su víctima. En cambio, el ciudadano de bien se desplaza con mucho recelo intentando detectar por donde le llegará el zarpazo. El malhechor busca los espacios favorables para actuar y apenas se da su oportunidad ataca sin piedad, especialmente al incauto.
Todos los días las noticias son muy atroces al observar como la delincuencia gana terreno y se esparce como una verdadera mancha de aceite.
Todos los ciudadanos de bien hacen oraciones para que las autoridades políticas de una vez por todas corten de raíz el actuar de los criminales y logren desarticular su vil desempeño. Basta ya, para que volvamos nuevamente a sonreír y a desplazarnos libremente por nuestras calles y avenidas, hay que otorgarles más y más atribuciones a las policías y endurecer las penas a los que delinquen. Todo el país clama, es una verdadera plegaria nacional recuperar la paz y la tranquilidad social.
COLUMNA DE OPINIÓN F.G.F
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