Noticias Chile | Nueve “turbazos” a viviendas en la RM en lo que llevamos del año: Quiénes cometen estos delitos y a qué personas buscan atacar

Dos atracos a mujeres de edad avanzada en comunas de Santiago causan conmoción. En Independencia, una mujer de 79 años fue asaltada en su casa por cinco sujetos armados que huyeron en un vehículo. En Conchalí, otra mujer de 80 años fue víctima de un robo similar con intimidación y se llevaron $140 mil de su pensión. Ambos casos, donde los delincuentes aprovecharon la vulnerabilidad de las víctimas, son investigados por la Fiscalía Centro Norte. Las mujeres sufrieron lesiones en los ataques, destacando la valentía de una de ellas que abrazó al asaltante pese al peligro que representaba, consigna el Diario La Tercera.

El delito de “turbazos”, donde una turba entra a robar en una casa, no está tipificado penalmente, lo que dificulta obtener estadísticas específicas. El Ministerio Público considera que lo más similar sería robo con fuerza en lugar habitado o robo con violencia e intimidación. Sin embargo, esta clasificación no contempla la cantidad de asaltantes, importante detalle en este tipo de delitos.

• Estadísticas

“Es difícil aproximarse a este fenómeno porque no es un tipo penal que esté regulado en nuestra legislación propiamente tal, sino que es un constructo que se ha ido generando a partir de los hechos conocidos”, explica a La Tercera la gerente de la División de Estudios de la Fiscalía Nacional, Ana María Morales.

Entre 2020 y 2024, dice Morales, los robos en lugar habitado, el promedio oscila entre los 35.000 y los 45.000 a nivel nacional. Eso sí, comenta que entre 2021 y 2022 hubo un aumento de un 45%, respecto al año anterior que se explica por el desencierro posterior a la pandemia. Es la Fiscalía de Análisis Criminal y Focos Investigativos (SACFI) la que está a cargo de estos hechos.

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Aun cuando no existe el tipo penal, la fiscalía fijó un criterio para estudiar los “turbazos”. Que en estos hechos se configurara un robo en lugar habitado, con violencia, y con cinco o más sujetos. Bajo esos parámetros, desde 2020 se vienen registrando 12 casos al año en la Región Metropolitana. En 2020, hubo 19 casos. Este año, hasta ahora, se han registrado 9 casos.

En cuanto a los robos en lugar habitado las comunas que tienen mayores ingresos en la RM son Puente Alto y Maipú.

Pese a la cercanía temporal de los últimos casos, desde el Ministerio Público afirman que el delito no registra un aumento y se mantiene dentro del promedio de los años anterior. “Hasta el momento, porque aún quedan meses para terminar el año, no vemos un alza en el fenómeno, sino que vemos un fenómeno que se ha mantenido estable en los últimos tres a cuatro años”, dice Morales. Eso sí, precisa en que es un fenómeno “nuevo” y no se cuenta con información acabada.

• Los protagonistas y las víctimas

Las cuatro fiscalías regionales de la Región Metropolitana cuentan con investigaciones por turbazos. A inicios de septiembre, la Policía de Investigaciones desbarató una banda que había cometido este tipo de delitos en Maipú, Pudahuel y Quinta Normal.

El jefe de la Brigada Investigadora de Robos (BIRO) Occidente, Agustín Urbina, a cargo de estos operativos, comenta cuál ha sido la evolución de este tipo de hechos. “Las primeras denominaciones de este tipo de delitos se dio en 2016 aproximadamente, cuando la prensa denomina esta turba de personas que ingresan, generalmente eran empresas del retail. Eso va mutando y para un poco también en los años siguientes, pero en 2019, con el tema del estallido social, las turbas ya eran más grandes. El comercio se convirtió en los principales perjudicados porque estos grupos actuaban con personas indeterminadas en cantidad e ingresaban por la fuerza a las tiendas y en definitiva lo que hacían era saquearlas”. De allí, dice, se pasa al actual turbazo en casas.

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Ante la falta de tipo penal, el Centro Nacional de Análisis Criminal de la PDI confeccionó una definición para los turbazos: “Un grupo de delincuentes que irrumpe de manera violenta a una propiedad privada mientras los residentes están en casa con el objetivo de sustraer bienes de valor, de manera rápida y eficiente. Se emplea la fuerza bruta, lo que puede resultar en lesiones físicas o psicológicas en las víctimas”.

La policía civil tiene un perfil de jóvenes entre 16 y 23 años que cometen delitos, incluyendo desertores escolares que consumen drogas y alcohol, se jactan de sus actos y aparentan tener riqueza. Estos sujetos también están involucrados en encerronas, abordazos y asaltos en paraderos.

Por otra parte, Morales se refiere a las víctimas, que en su mayoría son personas adultas mayores. “En este análisis que efectuamos, pudimos establecer que un patrón común es que varias de las víctimas son personas mayores, mayores de 60 años. Evidentemente existe ahí un aprovechamiento respecto a la situación de vulnerabilidad física de las víctimas y donde las personas mayores son blancos de engaños, como simulación de visitas relacionadas con subsidios, beneficios, para entrar al hogar sin levantar sospechas o derechamente para entrar violentamente”.